¡Y no se volvió pequeño! Eso, no era lo que hacían los demás pasteles…
El pastel de Paula se hizo tan grande que casi no cabía dentro de la habitación. Y claro, como era tan grande pesaba muchísimo, así que la niña empezó a temblar de tanto esfuerzo.
Sus padres al verla temblar subieron pitando por Montaña Susto hasta el Palacio de Cristal, en busca de los Duendes Tutticolori. Corrieron tan deprisa que casi los tienen que arreglar a los tres….